lunes, 25 de julio de 2016

Las crisopas

Hoy queremos dedicar esta entrada a un pequeño insecto muy discreto que se oculta entre las ramas y hojas de nuestras plantas. Se trata de los crisópidos pertenecientes al orden Neuroptera. Son conocidos por los nombres comunes de crisopas, crisopas verdes, crisopas de alas verdes, ojos dorados, león de áfidos, alas de encaje y moscas hediondas, entre otros.

Dentro de este grupo la crisopa más conocida es Chrysoperla carnea (Fig. 1). La podemos encontrar en muchas partes de América, Europa y Asia. Los adultos se alimentan de néctar, polen y melaza que excretan los pulgones y otros insectos. Las larvas son unos depredadores activos y se alimentan de pulgones y otros pequeños insectos, como trips y mosca blanca. Son muy apreciadas por muchos agricultores puesto que se utilizan como control biológico en diferentes plagas. Y además, presentan una gran adaptabilidad a condiciones ambientales adversas y amplias fluctuaciones térmicas, manteniendo su actividad depredadora con temperaturas entre 12 y 35ºC.


Fig. 1: Imagen de Chrysoperla carnea sobre una hoja

Los huevos de crisopa tienen una forma oval y se fijan individualmente a los vegetales con ayuda de un largo hilo (Fig. 2). Las largas son marrones, con un par de grandes mandíbulas en forma de pinza con las que apresan a sus víctimas. Estas mandíbulas inyectan enzimas dentro del cuerpo de sus presas disolviendo sus órganos internos, tras lo cual la larva absorbe el líquido resultante del interior del cuerpo de la víctima. Cuando alcanza el tercer estadio con una longitud de unos 8 mm., es capaz de depredar el 80% del total de presas que ingesta a lo largo de todo su ciclo biológico, pasando después al estadio de pupa. Los adultos son de color verde pálido con largas antenas y ojos compuestos amarillentos (Fig. 1). Tiene un par de alas grandes, membranosas y largas que se recogen sobre el abdomen. Sin embargo, no son buenos voladores presentando un vuelo oscilante.


Fig. 2: Puesta de huevos de Chrysoperla carnea.

La duración del desarrollo, desde huevo hasta adulto, está muy influenciada por la temperatura, siendo generalmente de 2-3 semanas a 25ºC. La larva emerge en 3-6 días, desarrollándose sus tres estadios larvarios entre 10 y 13 días, dando lugar al estado de pupa. Finalmente emerge el adulto desarrollado (Fig. 3). En condiciones naturales, Chrysoperla carnea puede completar 3 generaciones al año.


Fig. 3: Ciclo biológico de Chrysoperla carnea.

Estos insectos son utilizados para el control biológico de plagas en el huerto. Son muy efectivas contra pulgones, y en menor medida, mosca blanca, trips y huevos de polillas. Si no podemos esperar a que visiten nuestro huerto por ellos mismos, se pueden comprar larvas de crisopa y soltarlas en nuestro huerto. Es recomendable utilizarlas dentro de un invernadero, ya que los adultos tienen alas, de manera que podrán volar a los huertos vecinos en busca de alimento.

¡Os esperamos en próximas entradas!


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