¡¡¡Buenos días bloguer@s!!!
Estamos aquí un día más y hoy vamos a hablar de los métodos de
siembra que hemos puesto en práctica en nuestro huerto.
Para sembrar vamos a realizar un sustrato mezclando arena de
río, tierra y materia orgánica a partes iguales.
Los primeros semilleros que prepararemos serán en bandejas
de alveolos, las cuales rellenaremos con la mezcla de sustrato realizada
anteriormente.
Posteriormente, realizaremos las mediciones para crear el
semillero en suelo.
Después se riega bien la zona de semillero en suelo y las bandejas
de alveolos y se esperan 24 horas para que el sustrato tenga el punto de
tempero adecuado para la siembra.
Una vez pasado este tiempo dividimos el semillero en
suelo en 12 cuadros para sembrar especies distintas en cada uno de los cuadros
marcados y realizar un método de siembra distinto en cada parte. Para realizar
las demarcaciones utilizaremos cuerda, la cual enterraremos en sus extremos
para que quede sujeta al suelo.
Con todo ya listo comenzamos a sembrar nuestras semillas.
Para llevar un control riguroso de nuestra siembra podemos numerar los cuadros
del semillero en suelo y apuntar qué especie y cantidad de semilla se ha
sembrado en cada uno. En las bandejas de alveolos pondremos en el lateral de
ésta la especie sembrada en cada línea.
Otra forma de siembra es la que se realiza de forma directa,
sembrando nuestras semillas directamente
en el terreno donde van a pasar todo su ciclo vegetativo. De esta forma
sembraremos calabazas y maíz de forma intercalada. Para ello abrimos un surco
con la azada y colocamos las semillas en el suelo de forma manual,
enterrándolas aproximadamente a una profundidad de unas 3 veces el tamaño de la
semilla.
A partir de la segunda o tercera semana de haber sembrado
nuestras semillas vemos como éstas empiezan a romper la tierra y a dejar ver ya
sus hojas primordiales.
Y éste es el aspecto que tiene nuestro maíz y calabazas
pasados 20 días desde su siembra.
Una vez que nuestras plantitas tienen el tamaño adecuado las
trasplantamos a su lugar definitivo, que será en el suelo en surcos o alcorques,
dependiendo de la especie.
Las plantitas sembradas en las bandejas de alveolos las
trasplantamos con cepellón. Por ello, debemos mojar un poco la tierra unas
horas antes del trasplante. Así facilitaremos la extracción y que el cepellón
no se desmorone.
Las plantitas sembradas en el suelo serán trasplantadas a
raíz desnuda, extrayéndolas del suelo con una pala plantadora.
Una vez extraídas las plantitas se van colocando en su hogar
definitivo, donde pasarán el resto de su ciclo vegetativo.
Por último regamos los surcos y alcorques para que nuestras
plantitas tengan humedad suficiente y tarden en adaptarse al terreno lo menos
posible.
Unos días después del trasplante, cuando nuestras plantitas
están definitivamente adaptadas al terreno, realizamos un aporte de materia
orgánica, ya que son hortalizas de fruto y esto les dará el empujón definitivo
para que se desarrollen de una forma óptima.
¡Y hasta aquí la entrada de hoy! ¡Esperamos que os haya gustado y que disfrutéis con el desarrollo de nuestro huerto tanto como estamos disfrutando
nosotros trabajándolo diariamente!
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